miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mujeres inmigrantes y Política social en España

Manuel Antonio Velandia Mora
Adrián Ballester Lozano
Rosa María García Jiménez
Virgilio Candela

Empoderamiento en la mujer inmigrante ¿Se da en la realidad?
Lo más importante para dar respuesta al interrogante es ponernos en acuerdo que entendemos por empoderamiento; por otra parte, aquí entendemos que inmigrante no se define como es definido desde el sentido común que equipara el término a persona latinoamericana viviendo en España.

Empoderarse/ Hacerse cargo. Entendido como ser permanentemente consciente de que toda acción en la que cada uno/a está involucrado/a depende directamente de sí. Para alguno/as el concepto podría ser el de empoderamiento (tener el poder de conducir su propio proceso). Hacerse cargo es hacerse motor de su propia existencia, posibilidades y metas. Para hacerse cargo es necesario reconocernos a nosotros/as mismo/as como la mayor de nuestras potencialidades. Ello conlleva e implica igualmente, hacer de nosotros/as la mejor persona posible, la que vive en las mejores condiciones, la que tiene como eje de su existencia su propia vida y no su trabajo. La que antes de proporcionar respuestas a los demás se las provee a sí misma para tener que dar (hacerse centro de sí). Quien se hace cargo conoce a cabalidad cómo funciona su ser, reconoce su identidad, su particularidad, sus límites y los resultados de su interacción porque se ha dado cuenta quién es.[i]

Velandia, propone que el empoderamiento ciudadano debe conducir a ampliar el conocimiento de todas las personas sobre sus derechos, los mecanismos de realización de los mismos, las políticas públicas y las instancias de garantías para hacerlos efectivos. En el ejercicio de su soberanía, un derecho de todo(a) ciudadano(a) es defender, hacer valer o buscar restituir los derechos que le han sido vulnerados.
El empoderamiento se da en cualquier persona que no goza plenamente de sus derechos, en este caso las mujeres requieren empoderarse por no ser sujetos plenos de derechos, en su mayoría las mujeres son ciudadanas de “segunda clase”, ello implica que siendo inmigrante o no, ella se ve en la necesidad de empoderarse  como cualquier miembro de cualquier minoría .

Para empoderarse la persona debería como mínimo:
        Combatir la “culpa” de haber abandonado a su familia
        Tomar conciencia de la propia valía como mujer
        Hacerse cargo de la propia vida y del propio cuerpo, como pertenencia suya y no de su pareja
        Adquirir habilidades que le permitan participar activamente en la sociedad y prepararse para el trabajo.
        Perder el miedo a hablar, a expresar sus propias necesidades
        Reclamar derechos
        Incidir en las decisiones que las afectan

Si para empoderase se requiere cumplir con los mínimos antes expuestos, es evidente que no hay aun un empoderamiento de la mujer inmigrante, y que en este caso se requiere construir procesos en los que ellas sean consientes de dicha necesidad. Sin empoderamiento no hay inserción, sin inserción no hay integración,  tal y como lo afirman Ballesteros & Koniecki. [ii]

Efectos que ha generado el trabajo domestico de la mujer inmigrante en la sociedad española
  • En cuanto a la mujer inmigrante, ha encontrado un espacio en el ámbito laboral en el que ella ha podido lograr unos recursos económicos necesarios para su propia subsistencia y la de sus familiares, aun cuando muchas de estas mujeres poseen un alto o mediano nivel de cualificación profesional y experiencia laboral acorde con su formación y  no vinieron a trabajar en el servicio domestico, lo que redunda en daños emocionales, baja autoestima, y por las dificultades horarias que se derivan del trabajo domestico, además presentan dificultades de relacionamiento, poca integración social y desconocimiento de la cultura receptora. Se desconocen sus recursos personales y psicosociales (salud, formación, personalidad, apoyo social, etc.). Habría que aclarar que no todas aportan al sistema de seguridad social porque no gozan de los beneficios que les corresponden por ley como empleadas, ni reciben el reconocimiento propio de una trabajadora que aporta a la integración del grupo familiar que la acoge. Una situación adicional es que algunas de estas mujeres ven afectadas sus familias trasnacionales, por situaciones no solo afectivas sino de poder, en algunos casos generan rompimiento de la estructura familiar en detrimento de sus hijos. Por otra parte, la Ley de Extranjería  solo justifica la permanencia en España de las personas inmigrantes en su rol de trabajadoras, muchas  de estas mujeres en la practica tiene una situación irregular de permanencia en el país, por cuanto no pueden demostrar que se hallan trabajando.
  • El efecto contrario ha sido la salida de la mujer española al ámbito laboral, consecuencia de ello  se produce en ellas una mayor preparación académica y laboral, mayor disfrute del tiempo libre, en algunas ocasiones mayor tiempo para relacionarse con los hijos y preocuparse por su formación. Las mujeres españolas a pesar de la proximidad que genera el tener alguien en casa no han logrado reconocer que la mujeres inmigrante no son seres inferiores, a pesar de que contradictoriamente dejan en sus mentes y manos el cuidado y formación de sus hijos.
  • Desde otra óptica, tanto las unas como las otras apoyan el desarrollo económico español por su contribución al mercado, al desarrollo del estado y sus funciones sociales al aportar a la seguridad social, y al bienestar familiar por el aporte económico que hacen a sus familias.
Políticas sociales que se deberían implementar para ayudar  a la integración de la mujer inmigrante, teniendo en cuenta su situación familiar.

  • Que se cumpla lo que la ley dispone en cuanto a la seguridad social y otro tipo de beneficios económicos.
  • Que se creen las condiciones para que estas prestadoras de servicios no laboren mas del tiempo regulado por la Ley, evitando así la sobre explotación y el daño emocional que ello genera.
  • Que se reconsideren las exigencias que se requiere cumplimentar para alcanzar la reagrupación familiar.
  • Que puedan acceder a procesos de formación que le permitan integrarse social y culturalmente y capacitarse para desempeñar labores que les permitan ingresar a otras opciones del mercado laboral.
  • Pronta homologación de los títulos profesionales.

Bibliografía



[i] Velandia Mora, Manuel Antonio, 2010.  Proyección social, cambio social y trabajo en equipo. Universidad Cooperativa de Colombia, Maestría en Educación, Módulo de Educación para la convivencia. Alicante, España.
[ii] Ballesteros, Rocío; Koniecki Sylvia; Valderrama Joaquín. La inserción laboral de la mujer inmigrante como factor fundamental para su autonomía personal. Documento mimeografiado. Sin fecha.

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